lunes, 30 de mayo de 2011

Que bueno es tener todos los dientes

domingo, 29 de mayo de 2011

El segundo previo a... que pase algo

jueves, 26 de mayo de 2011

"Pensamiento recurrente"

Guste o no, todos tenemos una rutina. No sabría si calificar a las rutinas como "buenas o malas".
Además, me parece medio tonto hacerlo. A veces nos preocupamos más por la etiqueta, el nombre que le ponemos, que por lo que realmente significa eso para nosotros.
Yo tengo una rutina (que tampoco sé si es buena o mala, quizá tenga un poco de ambas). Pero cuidado, hay que aclarar algo, "rutina" significa "costumbre inveterada, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas", entonces, mi rutina, que tampoco es rutina, podríamos decir que se llama "pensamiento recurrente", pero como dije antes, no importa mucho el nombre.
Este “pensamiento recurrente” ataca sin previo aviso, sin importar el lugar ni la hora. No le interesa tampoco el clima ni mi humor.
Tampoco le interesa si tengo que escribir cuarenta y tres renglones sobre las consecuencias de los regímenes totalitarios a mitad del siglo XX o si en cinco horas con 51 minutos tengo que despertarme (aunque claramente para eso, primero tengo que dormirme).
Otro aspecto que caracteriza a este “pensamiento recurrente” es que tiene nombre y apellido (bah, más bien “nombreS y apellidoS”). Pero para eso, habría que analizar que nombre iría primero, cual segundo, y que el tercero quede bien con el cuarto, pero ojo, también el último debería quedar bien con el primer apellido, que a la vez, debe quedar bien con el que le sigue y así sucesivamente… Este nombre claramente le quedaría bien, porque sería tan enroscado como el pensamiento en sí.
De este pensamiento en sí, poco saben y mucho suponen (y no sé hasta qué punto entienden). Es que aunque crean que no tiene sentido adonde apunto con esto, éstas son las ideas de mi cabeza, organizadas… Si, organizadas.
Esto pareciera demostrar que ni yo misma me entiendo. Eso es mitad cierto, y mitad no.
A veces (no sé porqué), el “pensamiento recurrente” refleja ideas positivas, alegres e intenta justificarse en experiencias pasadas o ajenas. Intenta inspirarme confianza, me alienta. Pero a veces (tampoco sé porqué), olvida esas ideas y me muestra un mundo totalmente antagónico.
Entonces es una lucha constante, mi pensamiento juega a la ruleta rusa, y yo le redoblo la apuesta: intento autoconvencerme de que las cosas son realmente así, pero de un momento para el otro, contrapongo excusas, pretextos y me retracto. Es constantemente lo mismo.
Todo parece tan confuso y enroscado, pero a la vez es tan “fácil y sencillo”, más o menos expresado en una idea sería que… me aterra no ser más parte de sus vidas y que Uds. no lo sean de la mía.
Ese es mi “pensamiento recurrente” y eso es lo que ataca mi mente todos los días. Es una idea que no puedo borrar por completo, es un miedo constante.
Me hace feliz ser parte de sus vidas (en mayor o en menor medida), el haberles marcado aunque sea una pequeñísima parte de lo que son. El haberles dado un abrazo o un consejo cuando lo necesitaban, y el haber reído juntos.
Uds. marcaron y formaron lo que soy yo como persona. Son responsables de las piezas que forman parte de mí (es más, Uds. son esas piezas). Me abrieron las puertas a mundos que no conocía y me permitieron conocer personalidades de lo más distintas. Personalidades (y personas) hermosas, por dentro y por fuera.
Si les digo que los quiero, sepan que se los digo de todo corazón. Como así también cuando les digo: “sos mi hermana”, “sos mi mejor amiga”, “sos mi mejor amigo”, “gracias”, “perdón”, “te extraño”…
Puedo escribir tres, diez o quince hojas, que siempre voy a sentir que me falta algo por decirles. Dicen que a veces las palabras están de más, pero esta vez, están de menos…
Hoy forman parte de mi vida, y estoy más que feliz y agradecida de que así sea. Y aunque suene tonto, me encantaría que a las personas que mis hijos llamen “tíos” sean a Uds. Me gustaría sentir que los años pasaron, pero nos dieron a cambio millones de nuevas anécdotas de las cuales reírnos por muchos años.
Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias.
Nunca voy a poder devolverles todo lo que hicieron y hacen por mí, pero espero que entiendan un poquito, porque tengo ese miedo dando vuelta en mi mente: no quiero ser estar incompleta por el resto de mi vida.

martes, 24 de mayo de 2011

70 años Bob Dylan!!!!!!!
Recuerdo cosas de otros tiempos, de cuando el almacén no tenía luces de neón

lunes, 23 de mayo de 2011

domingo, 22 de mayo de 2011

Cuando todo termine,
y me digan que me tengo que ir,
dejaré una valija ahí,
con el hombre usado adentro, que hasta ayer fui...

viernes, 20 de mayo de 2011

Y a veces hacen falta tan pocas cosas para hacerte sentir tan bien

miércoles, 18 de mayo de 2011

Te movés como si todo lo que hacés,
te lo estuvieran sugiriendo,
desde detrás de tu oreja o desde algún
punto que no conozco ni acierto.
Creo entender que tus intenciones
me afectan seriamente,
me lo recordaste una tarde a barlovento,
en el puerto de Quequén...

lunes, 16 de mayo de 2011

Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día
Un día

martes, 10 de mayo de 2011

Los actores son, generalmente, gente dichosa. Pueden elegir, para representar, la tragedia o la comedia, el dolor o la diversión; pueden escoger entre hacer reír o hacer llorar. Pero en la vida real es muy distinto. Infinidad de hombres y mujeres se ven obligados a representar papeles para los cuales no estaban designados. Nuestros Guildenstrens hacen de Hamlets y nuestros Hamlets intentan bromear como el príncipe Hal. El mundo es un escenario, pero la obra tiene un reparto deplorable. (Oscar Wilde)

lunes, 9 de mayo de 2011

jueves, 5 de mayo de 2011

Dejé detrás tanto dolor,
tanta rabia y la impotencia de la espera.
Me voy sin despedida y sin adiós...

domingo, 1 de mayo de 2011

APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR
APOSTATAR

Por cada uno de los 12 apóstoles
-¿Quiere venir conmigo o no?
Y le golpeó en el pecho intencionadamente o guiada por su excitación, de tal forma que él se habría precipitado por la ventana si, inclinándose, no hubiese logrado tocar el suelo con los pies desde el alféizar en el último momento.
-He estado a punto de caerme -dijo con un tono de reproche.
-Es una pena que no haya sucedido así. ¿Por qué es usted tan descortés? Le voy a tirar abajo.
Y, ciertamente, le rodeó con los brazos y, con la fuerza de su cuerpo endurecido por el deporte, llevó a Karl, que sorprendido olvidó ofrecer resistencia, casi  hasta la ventana. Pero allí se recuperó, se desprendió de ella con un giro de la cadera y ahora fue él quien la rodeó con los brazos.
-¡Ay!, me hace daño -dijo ella enseguida. Pero entonces Karl creyó que ya no debía volver a soltarla. Le dejó algo de libertad, que diese los pasos que quisiera, pero la siguió y no la soltó. También era tan fácil rodearla con los brazos en ese vestido tan ajustado.
-Déjeme -susurró ella, con su rostro sofocado junto al de Karl; él tenía que esforzarse por mirarla, tan cerca estaba de él-. Déjeme, le daré algo bonito.
«¿Por qué suspira así? -pensó Karl-, no le puede hacer daño, no la aprieto nada»; y siguió sin soltarla. Pero de repente, después de un instante de pasividad silenciosa y de distracción, volvió a sentir la fuerza que se despertaba en su cuerpo y ella ya se le había escapado de las manos; Klara le sujetó por el tronco de una forma muy efectiva, inmovilizó sus piernas con los pies aplicando una técnica de lucha desconocida y le fue desplazando, tomando aliento con  espléndida regularidad, hasta la pared. Allí había un sofá, sobre el que cayó Karl, y le dijo sin inclinarse demasiado hacia él: Ahora muévete si puedes.

América, Franz Kafka