lunes, 26 de julio de 2010

En este momento es cuando me doy cuenta de que te quiero, de que te necesito.
No sé si será el tiempo o la distancia, si algo tendrán que ver la cantidad de días que no te veo siquiera pasar, sin saludarte, sin hablarte. Desde hace tiempo es igual, nada más te miro, nos miramos.
No sé si será que alguien reemplazó tu lugar (aunque sigo pensando que es imposible), no sé si la cantidad de problemas, confusiones, sentimientos encontrados y sentimientos que se van no te dan el tiempo para aparecer. Quizás prefieren hacerte a un lado y no ser un problema más. O quizás ya no seas más un problema...
Lo que si sé es que me encantaría verte, abrazarte y decirte lo mucho que te quiero. No sé de que forma te quiero ni de que forma te miro, sólo sé que eso es lo que quiero.
Pero es imposible. Vos me mirás de otra forma, me mirás con odio, rencor... Por más que lo intente, no tendría sentido hablarte, sería perder el tiempo.........

domingo, 25 de julio de 2010

Lucas, sus largas marchas

        Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol.
        Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuando se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el tumbo que lo llevara a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita pare llevarle mi mensaje simpático; entretanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.
        Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga pare el subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una fábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo tosa, me espera del otro lado de la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama largo y dulcemente, cuando se quiere llegar al término de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuales son las ventajas y cuales los inconvenientes de estas opciones.

Julio Cortázar
Solo las grietas de la calle dibujan vida en la tarde

jueves, 22 de julio de 2010

Mito de la cueva

        Nos pide Platón imaginar que nosotros somos como unos prisioneros que habitan una caverna subterránea. Estos prisioneros desde niños están encadenados e inmóviles de tal modo que sólo pueden mirar y ver el fondo de la estancia. Detrás de ellos y en un plano más elevado hay un fuego que la ilumina; entre el fuego y los prisioneros hay un camino más alto al borde del cual se encuentra una pared o tabique, como el biombo que los titiriteros levantan delante del público para mostrar, por encima de él, los muñecos. Por el camino desfilan unos individuos, algunos de los cuales hablan, portando unas esculturas que representan distintos objetos: unos figuras de animales, otros de árboles y objetos artificiales, etc. Dado que entre los individuos que pasean por el camino y los prisioneros se encuentra la pared, sobre el fondo sólo se proyectan las sombras de los objetos portados por dichos individuos.
        En esta situación los prisioneros creerían que las sombras que ven y el eco de las voces que oyen son la realidad.
        Supongamos, dice Platón, que a uno de los prisioneros, “de acuerdo con su naturaleza” le liberásemos y obligásemos a levantarse, volver hacia la luz y mirar hacia el otro lado de la caverna. El prisionero sería incapaz de percibir las cosas cuyas sombras había visto antes. Se encontraría confuso y creería que las sombras que antes percibía son más verdaderas o reales que las cosas que ahora ve. Si se le forzara a mirar hacia la luz misma le dolerían los ojos y trataría de volver su mirada hacia los objetos antes percibidos.
        Si a la fuerza se le arrastrara hacia el exterior sentiría dolor y, acostumbrado a la oscuridad, no podría percibir nada. En el mundo exterior le sería más fácil mirar primero las sombras, después los reflejos de los hombres y de los objetos en el agua, luego los hombres y los objetos mismos. A continuación contemplaría de noche lo que hay en el cielo y la luz de los astros y la luna. Finalmente percibiría el sol, pero no en imágenes sino en sí y por sí. Después de esto concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las estaciones y los años, que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es causa de las cosas que ellos habían visto.
        Al recordar su antigua morada, la sabiduría allí existente y a sus compañeros de cautiverio, se sentiría feliz y los compadecería. En el mundo subterráneo los prisioneros se dan honores y elogios unos a otros, y recompensas a aquel que percibe con más agudeza las sombras, al que mejor recuerda el orden en la sucesión de la sombras y al que es capaz de adivinar las que van a pasar. Esa vida le parecería insoportable.
        Si descendiera y ocupara de nuevo su asiento tendría ofuscados los ojos por las tinieblas, sería incapaz de discriminar las sombras, los demás lo harían mejor que él, se reirían de él y dirían que por haber subido hasta lo alto se le han estropeado los ojos y que no vale la pena marchar hacia arriba. Si intentase desatarlos y conducirlos hacia la luz se burlarían de él, lo perseguirían y lo matarían.
No seas tonto, no sigas mi ejemplo. Yo no tuve oportunidad

miércoles, 21 de julio de 2010

Deja atrás tus miedos (¿dejo atrás mis miedos)
déjate llevar (y me dejo llevar?)
Todo lo sabés cuando hay que amar...

viernes, 16 de julio de 2010

Atrévete a las cosas nuevas....

sábado, 10 de julio de 2010

Mejor tarde que nunca...... Feliz cumpleaños Mariano Roger
GRACIAS POR TODO

miércoles, 7 de julio de 2010

Un día me vas a entender, vas a recordar lo que algún día yo te dije....
Te despertás, abrís los ojos y te encontrás rodeado de nada. Mirás hacia un costado y ves a la misma mujer durmiendo a tu lado, la misma mujer que mirás, abrazás y besás hace cuatro años atrás, pero hay algo que no es igual, hay algo que cambió.
Llegás a pensar que quizás sea la hora, recién son las 6 am, o pensás que es la luz del sol que te pega justo en la cara lo que te hace estar confundido y dudar.
Te levantás con el único propósito de dejar de sentir ese vacío, ya que es imposible cerrar los ojos y no replantearte toda tu vida.
Ya pasaron dos horas y aunque lo intentes, esas ideas no se van de tu cabeza, ¿qué está pasando? ¿qué te está pasando?
Las cosas comienzan a perder sentido y las decisiones tomadas años atrás, también. ¿Por qué? ¿Por qué ahora te invaden estos sentimientos?
Tarde o temprano dejás de esquivar las ideas, te das cuenta que los años pasaron y tu vida siguió avanzando, así como avanzó la vida de todas las personas que te rodeaban. ¿Pero qué había pasado con todos ellos? ¿qué era de su vida? ¿Estudiaban, trabajaban, eran felices?
Comenzás a extrañar cada persona, cada detalle, cada momento. Extrañás los abrazos, las horas de colegio, los chistes. Empezás a entender lo rápido que pasa el tiempo y como sin darte cuenta, necesitabas todas esas cosas. Pero hay algo que falta: no podés recordar las sonrisas, las miradas, son sólo sombras. Son siluetas que caminan, murmuran, se mueven alrededor tuyo pero no sos capás de recordar la expresión de sus ojos, el color de su pelo, el perfume de su ropa ni la calidez de sus abrazos.
Inútil es intentar recordar aquello que uno quiso borrar. Es inútil recordar aquello que uno no tuvo intención de guardar para siempre...
La tristeza te invade... No entendés como pudiste olvidar tu pasado, tus amigos, una parte de tu vida... ¿Pero acaso "tu vida", tu todo, no era la persona que te acompañaba? ¿Y sí esa persona era sólo una porción del todo?

sábado, 3 de julio de 2010

SÁQUENSE CARETAS
Yo no voy a ser responsable, no voy a seguirlos. Lamento informarles que conmigo no cuentan (aunque dudo que lo lamenten....).
De sus errores no aprenden y por lo visto, de los errores de los demás tampoco. Se encierran en su burbuja y lo único que les interesa son ellos mismos y quizás esas personas a las que ellos llaman "amigos" (¿qué tendrán de amigos?...).
Su ego no los deja ver. Se creen victoriosos cuando en realidad están cayendo en un pozo sin fondo, ¿qué harán cuándo se den cuenta de que están equivocados? ¿qué harán cuando no haya marcha atrás? 
Intento entenderlos pero no puedo.... Yo no quiero ser parte de eso. Yo no quiero ser culpable de las lágrimas de muchos ni de las quejas de otros. Prefiero hacer un paso al costado, prefiero seguir mis instintos...


jueves, 1 de julio de 2010

Una de las experiencias más lindas se transformó en una lucha continua e interminable porque un grupo de personas dicidió priorizar sus beneficios personales ante todo. Ya sé como va a terminar todo esto, sé que va a pasar y hago todo lo posible para revertir esta situación, pero hay gente ciega, gente que no quiere ver. ¿Me pueden explicar que es lo que ven? Se dejan engañar por palabras, promesas y un nombre en un cartel de neón... por favor, pensemos.