sábado, 22 de junio de 2013

A todo lo que hago, le faltan intenciones.
Tengo que romper ese límite de superficialidad.
Una estética que acompañe una idea, una imagen con un mensaje.
Un sentido, que puede no ser lógico, pero un sentido al fin.
El valor de cada elemento que lo compone, que se valga por sí mismo.
Que no de igual si está, o si no está.
La coherencia de las partes, para un todo más simbólico.
Querer controlarlo, poder controlarlo.
Y controlar los pensamientos y los sensaciones.
Justamente no los míos.
No, controlar no, guiar.




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