lunes, 25 de enero de 2010

¿Qué te pasó? ¿Por qué tuvo que ser así? ¿Por qué te alejaste? ¿Por qué no hiciste nada? No debía haber sido así porque yo seguía extrañándote. Seguía queriéndote, seguía necesitándote.
Pasan los minutos, las horas y los días y cada vez me alejo más de vos. No te miro ni me mirás, vamos por caminos distintos. De vez en cuando, nos cruzamos por algún lugar pero nos tratamos como extraños. Quizás no, quizás dos extraños se sonreirían... pero nosotros, no. Creo que nos esquivamos, preferimos no mirarnos y ver todo lo que dejamos atrás, todo lo que perdimos. Preferimos no pensar en todos los momentos que pasamos juntos y en lo feliz que nos hacía la presencia del otro.
Sería muy riesgoso pensar en eso mirándonos cara a cara. Las incontenibles ganas de abrazarnos y de no poder hacerlo, nos harían llorar.
Ahora ya está, no existe más eso. Cada uno siguió su vida con las mismas personas o con otras nuevas. Por ahí con el mismo humor pero un poco más maduro, arrogante, melancólico.
Y a pesar de que pase el tiempo, sigo conservando ese don. Ya casi va un año, pero sigo siendo de esas personas que más te conoce. Sé diferenciar tu sonrisa sincera de aquella por compromiso. Sé cuando por dentro querés llorar y tus ojos dicen a gritos "abrazame". Sé cuanto extrañás todo. Sé que por un lado sabés que cambiaste pero por otro lado, sabés que ya está, que no hay marcha atrás.
Te conozco demasiado bien para perdonarte. El día que deje de conocerte, quizás te perdone.... porque ya no me vas a importar

No hay comentarios:

Publicar un comentario